domingo, 2 de mayo de 2010

TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD

Os parecerá curioso pero los cuatro tipos básicos de trastornos de la personalidad responden a una lógica, cada uno de ellos tiene un sentido, una razón de ser que gratifica de alguna manera a quien lo padece. Unos buscan atención, notoriedad, estímulos, emociones. Esa lógica, casi siempre oculta para los que la rodean, es el motivo central que mueve sus acciones. Y si sabemos eso de la persona que padece trastornos de la personalidad, no sólo buscan llamar la atención, protagonizar o seducir en general, suelen tener preferencias, les atraen las personas que para ellas tienen el poder, o lo que ellas consideran el poder. Puede resultar chocante, pero algunas personalidades histriónicas o narcisistas, no creen que el poder lo tengan las personas normales, y prefieren seducir a personalidades que como ellas presenten rasgos de personalidad con ciertas patologías. Por ejemplo, algunas de estas TP no buscan el bien, al amor, el triunfo social, al contrario lo rehuyen, la razón es compleja. En el caso de los sociópatas esta evitación u ofuscación, puede contribuir a su tesis de que la sociedad es una mierda y que todo funciona mal, que la sociedad es injusta con ellos, ellos no quieren el reconocimiento ni el triunfo social, porque les importa una mierda la sociedad, ellos buscan la admiración del clan de los demás sociópatas, de los margiados o exlcusídos como ellos. Es evidente que ellos se merecen estar mejor valorados, que cualquier líder. Es por ello que en su lógica la de que esta sociedad que está mal, que no es justa y no mejora la vida de las personas, por el contrario las hunde en la desgracia, se justifica el ataque a las normas y las instituciones. Sólo la vida fuera de la sociedad les atrae, porque sin esas normas ellos pueden acceder al poder que tanto desean para compensar su tremenda necesidad de autoestima. El sociópata es un anarquista por naturaleza, no cree en los líderes, ni en la sociedad, no quiere ningún poder del sistema actual por encima de su ego, pero tampoco sabe o propone un sistema alternativo, cae en el infantilismo de asegurar que la ausencia de normas es la mejor norma, o que los líderes no son necesarios, porque en el fondo cree que su propio sistema, el de la ausencia de sistema, es el mejor. Lo que le molesta al sociópata es la democracia, los acuerdos sociales tomados por las mayorías le parecen de una candidez insoportable. Es una posición ideológica que coincide en algunos matices con la de los neoliberales que no quieren que el estado les regule, vigile o controle. Ellos se limitan a las actividades del mercado, el sociópata va algo más lejos. Los neocons dicen que el mercado se regula solo por la famosa mano invisible, la simplista ley de la oferta y la demanda. Pero al observar la realidad vemos que esto es una falacia, el mercado no se regula solo, los tiburones pactan precios, manipulan las cifras, hacen trust y monopolios, e inducen a las autoridades a través de los cabildeos y las agencias de lobing para que legislen a su favor. ¿Dónde está el libre comercio entonces? Si debajo de la apacible superficie de la anarquia el mercado se están haciendo maquinaciones regulatorias ilegales. Esta crisis en la que estamos inmersos ahora, la provocó la falta de mecanismos reguladores que no supervisaron las miles de operaciones financieras y de crédito que los bancos, las financieras y los grandes grupos de inversión otorgaron a sabiendas de que no tenían las garantías suficientes o de que eran fraudulentas. El sociópata como el neoliberal, en su lógica exige la ausencia de normas sociales regulatorias, porque eso les permite imponer las suyas propias. Otros trastornos de la conducta exigen y piden a los que les rodeen una relación de sumisión, vasallaje o autodestrucción, como es el caso de los narcisistas o los border lines.
La lógica de los que padecen border line, llamado trastorno límite de personalidad, TLP, suelen caracterizarse por tener estados emocionales muy cambiantes y por mantener relaciones caóticas. Por ejemplo en sus relaciones de pareja, los que padecen TLP expresan unos niveles exacerbados de estrés crónico y están viviendo permanentemente conflictos en sus relaciones románticas, insatisfacción con sus compañeros románticos, abusos y embarazos no deseados. Suelen recurrir a los demás para involucrarlos en sus tragedias, y suelen arrastrar en sus fantasías exageradas a personas que de buena fe les prestan atención. Estas vinculaciones pueden ser en gran medida generales para todos los trastornos de la personalidad.
Recientemente se han descubierto que algunos casos de violencia de género de daban entre parejas formadas por hombres que presentabas rasgos de personalidad psicópata y mujeres con trastornos histriónicos. Víctima y verdugo se siente atraídos por sus propias personalidades patológicas, porque se complementan. Un hombre sensato amable y cariñoso, no cumple las expectativas de una histriónica, necesita vivir un amor canalla que la humille y la desprecie, eso le confirma que su tesis respecto al mundo, y vive con intensidad el papel de víctima que ella misma eligió.
Narcisistas atrapadas por su necesidad permanente de seducir y llamar la atención, se entregan sin miramientos a hombres canallas porque creen que esos hombres tienen un garn poder y conseguir su admiración es una gran compensación para su ego, y además así para cumple su propia profecía, y abandonan otras parejas más afectivas y equilibradas, en una bçúsqueda permanente e insatisfecha de emociones. El entorno social de las personas con trastornos de personalidad se conmociona con sus maquinaciones, sus tragedias y sus manipulaciones, porque no presentan coherencia ninguna entre lo que dicen y lo que hacen, y eso poner de manifiesto un delicado estado psíquico y una enorme capacidad para desestabilizar las relaciones laborales, familiares o grupales donde interactúan.
Las personas que padecen estos trastornos de la personalidad tienen también otros rasgos en común, que es la impulsividad, la falta de miedo y la necesidad de exacerbar las emociones. Recordaréis que estos síntomas los vimos con Marta en Dinámicas de Grupo, pues son compartidos por los que padecen síntomas de exclusión social. Las deficiencias en el sentimiento, la incapacidad de ponerse en el lugar del otro y la ausencia de empatía que manifiestan estos trastornos de la personalidad a los que nos referimos, obligan a las personas a buscar sustitutos o compensaciones. Muchas de estas compensaciones las encuentran en las emociones. Al no sentir, al no tener capacidad de amar, buscan en el placer o en la tristeza esa intensidad que les es negada. La afectividad se sustituye por las experiencias extremas, relaciones sadomasoquistas, humillantes o de dominación. Los trastornos de la personalidad hacen infeliz a quien las padece y a su entorno, porque son personas que quieren una atención exagerada por una deficiencia en su autoestima, pero no saben por qué tienen esa deficiencia y hasta que no lo descubran y sublimen no podrán ser felices, ni hacer feliz a nadie que viva cerca de ellas.

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