jueves, 22 de abril de 2010

Abraham Moles

Teoría de la Información y Percepción Estética°

*(1920-1992)

*1.- Estudia los fenómenos de la comunicación humana, a aportado una metodología original
Los elementos del acto de comunicación son:
Un emisor, un receptor, un canal y el mensaje.
Estímulos materiales o fenómenos de la naturaleza física.
Estímulos Sociales.
La comunicación solo puede ocurrir cuando un emisor y el receptor poseen un lenguaje común.
Repertorio y un código.
Para moles la comunicación puede ser de dos maneras:

la Comunicación Interpersonal
La Comunicación por Difusión.
Moles define cinco pasos fundamentales que concuerdan con lo que podría llamarse un método estructuralista
1.- El primer paso consiste en delimitar el contexto común entre el emisor y el receptor.
2.- Se pasará después a analizar la naturaleza del contenido de los mensajes
3.- Posteriormente, se determinará cuantitativamente la permanencia de ciertos aspectos en el contenido
4.- Tal Cuantificación se basa en la repetición o redundancia misma
5.- Por ultimo se procura enunciar y esclarecer el conjunto de leyes.
En resumen si el analista esta situado ante un acto comunicativo, este puede adoptar dos actitudes.
1.- Interesarse en las investigaciones del acto comunicativo, en la situación del emisor y el receptor.
2.- Enfocar su atención sobre el objeto material del acto comunicativo: el mensaje

martes, 20 de abril de 2010

Alguien despertó en mitad de la noche y gritó desesperada: "El arte ha muerto" dejando a la oscuridad huérfana de luna. Pero nadie corrió a ver de qué había muerto el arte, todos lo sabíamos. El arte había muerto de aburrimiento y de mediocridad.


José Luis Brea: ''El arte ha muerto''
El teórico y crítico español José Luis Brea fue claro en sus planteamientos al abrir el II Simposio Internacional de Estudios Visuales.

El teórico y crítico español José Luis Brea fue claro en sus planteamientos al abrir el II Simposio Internacional de Estudios Visuales: El arte ha muerto, y esta muerte no es la autoasumida que proponían las vanguardias: el pop art, el minimalismo y el conceptualismo.

Esta muerte es una muerte menos digna, degenerativa, y tiene que ver con la indistinción del arte con los modos de vida contemporánea.

El maestro de la Universidad Carlos III de Madrid y director de la revista "Estudios visuales" explicó que en la época del capitalismo cultural las prácticas artísticas se han disuelto en medio de otras clases de producción simbólica.

Por lo que afirmar su autonomía, su intenso valor intrínseco por encima de otras prácticas, es un camino erróneo.

De esta manera, Brea planteó una secularización de la crítica de la producción visual, así como un plan de trabajo que implicaría no apropiarse del objeto como si le perteneciera a una disciplina u otra.

Además de una pérdida de fe en el "arte" como un absoluto, como una fe, como un campo autónomo y valioso en sí mismo.

"Ningún significante es portador autónomo de un significado absoluto", explicó.

En su conferencia, el teórico criticó las supuestas "muertes del arte" proclamadas por las vanguardias de principios del siglo, una "muerte sin más allá, un estado crepuscular mantenido".

Afirmo que este arte era una actividad cuyo producto último era manifestar su liquidación.

Del pop art criticó su indiferenciación con la imagen banal, una operación de descarga del valor semántico de los objetos, como una lata de sopa o la imagen de Mao: "arte por cuanto niega ser arte".

De las corrientes conceptuales indicó que son la forma por excelencia de autocrítica inmanente, un arte que apunta a la disolución de la obra en el análisis de su lenguaje, en este caso el contenido era el mero resultado de la enunciación de su estructura, una puesta en escena del lenguaje de la obra.

Finalmente, el arte minimalista es, para Brea, la supresión de toda fuerza significante, que encuentra su valor en la alegoría, en la pura materialidad, en su mudez radical, en su ilegibilidad.

El "minimal" es un arte mudo, de materialidad absoluta.

Sin embargo, explicó el teórico, ninguna de estas corrientes supuso un rompimiento o una distancia con el modernismo anterior a él, por lo que esta forma de "primera muerte del arte" está terminada, y genera tedio su obsesión de "hacer arte negando al arte".

En cambio, su segunda muerte, y definitiva, es por la estetización difusa de los modos de vida; es ver cómo las prácticas de producción semántica conocidas como "artísticas" han pasado a perder su valor "absoluto y autónomo" frente a otras prácticas semánticas que se dan el marco del capitalismo cultural de los últimos años.

El arte, una ficción

José Luis Brea, en entrevista luego de su conferencia, explicó que su intención no es negar el valor que ha tenido la producción visual a lo largo de los siglos, sino dejar de darle el valor extra que se le otorga, y que, en su opinión, no tiene.

"Mi propuesta es básicamente negativa y parte de una propuesta negativa, pero lo que yo he intentado, sobre todo, es hacer una contribución al trazado de un escenario de trabajo y de método del análisis cultural".

"De la misma manera que en la filosofía hay un momento en que deja de aspirar a ser una buena representación del mundo, y se convierte en análisis de las malas representaciones del mundo, su objetivo a partir de determinado momento dado es localizar en qué sentido las reproducciones del mundo son falsificatorias, con el arte pasa lo mismo".

"El punto de partida es decir que el arte ha muerto, el arte no tiene la verdad, es una serie de ficciones, y de representaciones, y de trampas de fe en las que creemos, pero el hecho de que creamos no significa que sean verdaderas, y hay que analizar la lógica por la cual creemos en ellas".

Por Juan Zapata Pacheco

viernes, 2 de abril de 2010

Eileen Gray

Kathleen Eileen Moray nace en la casa familiar (Brownswood), en Enniscorthy (Condado de Wexford), Irlanda, el 9 de agosto de 1878. Su familia le cambió el nombre por el de Gray en 1893, después de que su madre, Lady Eveleen Pounden, heredase un título de nobleza de un tió suyo escocés, convirtiéndose en la baronesa Gray. Siendo la más joven de cinco hermanos, Eileen pasó su infancia entre las diversas casa familiares en Irlanda y la residencia de Londres. Heredó de su madre el interés y el buen gusto por la decoración, así como el espíritu de aventura de su padre, el pintor James Maclaren Smith, al que acompañó en varios viajes a Italia o Alemania.
Al igual que muchas mujeres de su clase social, Gray recibió una educación formal; y aparte de los periodos intermitentes de estudio en un internado en Dresden, Alemania, fue educada desde el principio por institutrices. Hizo su primera visita a París en 1900, al acompañar a su madre a la Exposición Universal. Al año siguiente, 1901, se matriculó en dibujo en la Slade School of Art de Londres, y durante las visitas que realizaba al Museo Victoria y Alberto desarrolló su admiración por los trabajos asiáticos de la laca. Este periodo de aprendizaje le sirvió para independizarse de su familia, decisión que se vio precipitada a causa de una serie de modificaciones en la casa familiar de Enniscorthy en 1885, transformada en una mansión de estilo victoriano, cambio que desagradó por completo a Eileen.
En 1902 se estableció temporalmente en París para continuar sus estudios de dibujo en la École Colarossi, junto con sus amigas Kathleen Bruce y Jesse Gavin. Las tres ocuparon una pensión en la rue Barras 7, cerca de Montparnasse. Pronto fueron transferidas a la Académie Julian en la rue du Dragon, donde la enseñanzaba iba directamente enfocada a la preparación de los estudiantes para ingresar en la École des Beaux-Arts (Escuela de Bellas Artes). Durante este tiempo Gray también realizó cursos de verano en Caudebec-en-Caux (Normandía), a cargo de la pintora neozelandesa Frances Hodgkin.
En 1905 regresa a Londres a causa de la enfermedad de su madre y continúa sus estudios en la misma Slade School of Art y no es hasta 1906 que se estableció definitivamente en París, en un apartamento de la rue Bonaparte (cerca de la iglesia de Saint-Germain des Prés), que ocupó el resto de su vida. Durante el mismo año comenzaran las relaciones entre ella y el maestro de la laca japonés, Seizo Sugawara.
Entre 1909 y 1912 visita diversos lugares, primero el norte de África donde aprende todo acerca de las artistas marroquíes en el arte del tejido, sobre todo de la lana. Más tarde viajó a América tomando el tren de Nueva York a San Francisco, haciendo escala en el Gran Cañón y las Montañas Rocosas, Monterey, California y Seattle, lugares de obligatoria visita para Gray.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Eileen conduce una ambulancia en París durante los primeros meses de 1915, pero regresó a Londres con Sugawara, abriendo un taller en Chealsea, para producir su mobiliario de diseño. Tienda de decoración de Gray.
En 1913, celebró su primera exposición, mostrando algunos paneles decorativos en el Salon des Artistes Décorateurs. Pero no fue hasta 1922 cuando, tras ganarse la reputación como la primera artista europea del siglo XX en adaptar las tradicionales técnicas asiáticas sobre el uso de la laca en el diseño, que Gray decidió abrir una tienda de decoración, Jéan Désert, donde mostró sus alfombras y diseños de mobiliario.
En 1932 comenzó a proyectarse su propia casa de veraneo a las afueras de Menton, cerca de Castellar, Francia, que estuvo terminada en 1934, y tras lo cual Gray empleó mucho de su tiempo en el sur de Francia. Alquiló un apartamento con vistas al puerto de Saint-Tropez como refugio de los días de verano y las crecientes muchedumbres de la Côte-d'Azur. A pesar del aumento de popularidad de la ciudad, continuó visitando la zona en numerosas ocasiones, construyendo su última casa, Lóu Pérou (1954-61), entre los viñedos de Chapelle-Ste-Anne, aunque París siguió siendo su principal residencia.
Forzada a abandonar la costa francesa y expatriada durante la Segunda Guerra Mundial, huye a Lourmarin en la región de Vaucluse. Allí diseña una casa para Badovici en un terreno adquirido en Casablanca. Mientrastanto, su hogar de Menton, Tempe a Pailla, es saqueado y medio destruido por las tropas alemanas y los constantes bombardeos de la zona. Pero en 1945 Menton es liberado y Gray vuelve a Castellar y al encontrar su casa en penosas condiciones regresa a París.
El 31 de octubre de 1976 Eileen Gray muere en París a los 98 años; sus cenizas son enterradas en el cementerio de Père Lachaise, París.

Círculo de Bloomsbury

La historia de las comunas, donde la propiedad privada se diluye en beneficio de todos, tiene orígenes más remotos de los que pensamos, y probablemente muchos creen que las comunas hippies de los sesentas, son las primeras experiencias de ruptura con los cánones hegemónicos sobre las relaciones sexuales. La tradición judeo-cristiana- islámica está basada en el patriarcado. Que un forma primitiva de que los homínidos machos se sientan seguros de su prole es auténtica, y así se aseguren que tendrán una supremacía genética. Para ello es necesario someter y convencer a la mujer de que tenga una relación de monogamia, para que el macho alpha dominante pueda estar seguro de que macho pueda estar seguro de que sus hijos sólo son suyos. Pero esto no fue siempre así, y hay muchas evidencias en diferentes culturas de que el matriarcado fue una forma de relación social que no se basaba en exclusividades sexuales o reproductivas, cosa que es más natural a nuestros ciclos de celo y de fertilidad. Como homínidos deberíamos reflexionar y diseñar el tipo de sociedad que queremos y no aceptar a ojos cerrados las imposiciones de la tradición religiosa y conservadora, cuyas raíces son fundamentalmente machistas. Si observamos una comunidad como la de los Bonobos, por ejemplo que practica la poligamia y se rigen por el matriarcado, donde hay una elevada calidad de vida de la manada, notaremos que resuelven los conflictos de forma pacífica e incluso erótica, que practican el sexo de una forma creativa y espontánea. En cambio sus primos carnales los Chimpancés, que son monógamos y patriarcales, que son muchos más agresivos y conflictivos, e incluso practican el asesinato en manada. los Chimpancés al revés que los Bonobos y que los humanos, sólo se aparean cuando tienen celo para reproducirse.
Bueno pues hay personas que a lo largo de la historia han demostrado que están en desacuerdo con estas normas sociales, no creen en la monogamia, ni están de acuerdo en que los seres humanos no agrupemos en parejas y que los machos sean los que regulen la vida de la sociedad y de las relaciones sexuales, en función de su preocupación sobre la fidelidad genética. Esas personas no son unos descerebrados pornógrafos, lujuriosos estúpidos y superficiales. Algunos fueron destacados miembros de la sociedad, académicos, investigadores y artistas que brillaron con luz propia, como fue el caso de los miembros del Círculo de Bloomsbury. Con el nombre de Círculo o grupo de Bloomsbury se suele designar a una serie de intelectuales británicos que durante el primer tercio del siglo XX destacaron en el terreno literario, artístico o social. Se designó así tomando el nombre del barrio de Londres que rodea al Museo Británico y donde habitaba la mayor parte de sus integrantes, que comenzó a reunirse en torno a 1907 en casa de la escritora Virginia Stephen (después Virginia Woolf) y de su hermana Vanessa, casada con el crítico de arte Clive Bell. Estos intelectuales eran en su mayor parte miembros de la sociedad secreta denominada los "apóstoles de Cambridge", y muchos de ellos publicaron en la editorial Hogarth Press que crearon Virginia y su marido Leonard Woolf.
Si algo tenía en común un grupo tan heterogéneo, como señala uno de sus miembros, Gerald Brenan en su Memoria personal, era un gran desprecio por la religión, si bien también compartían todos la reacción contra la moral victoriana y el realismo del siglo XIX. Por otra parte, todos se consideraban miembros de una élite intelectual ilustrada, de ideología liberal y humanista, y en su mayoría se habían educado con los mismos profesores en el Trinity College de Cambridge o en el King's College de Londres. Propugnaron especialmente la independencia de criterio y el individualismo esencial.
Integraron el grupo la escritora Virginia Woolf, su esposo, Leonard Sidney Woolf, los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, los críticos de arte Roger Fry y Clive Bell, el economista John Maynard Keynes, el sinólogo Arthur Waley, el escritor Gerald Brenan, el biógrafo Lytton Strachey, el crítico literario Desmond MacCarthy, el novelista y ensayista Edward Morgan Forster, la escritora Katherine Mansfield y los pintores Dora Carrington, Vanessa Bell y Duncan Grant.
En el terreno artístico sustentaron una gran admiración por Paul Gauguin, Vincent Van Gogh y, especialmente, Paul Cézanne, cuyo influjo fue determinante en el caso de Grant y Bell.

Los amorosos

Hace tiempo que no hablo de los seres que aman sin fronteras, sin reglas de conveniencia, sin banderas. Hay reflexiones que hacer sobre los que aman mucho, y es un poeta el que nos brinda ese pensamiento sobre los que aman mucho, es el poeta mexicano Jáime Sabines a los que llama los amorosos:
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
Jaime Sabines

Pero hay más sobre estos seres amorosos y poliamorosos, que no poseen a los otros, y que como los Bonobos, se comparten y reparten en convivencia comunal, sin exclusividades excluyentes, como hicieron los del Círculo de Bloomsbury, pero eso será objeto de otra entrada aparte

Condenar a Japón

The Cove es un documental que ganó este año el Óscar en esa categoría. Es un trabajo complicado de realizar que denuncia la hipocresía del Gobierno de Japón, que públicamente defiende a los delfines, mientras que en privado permite una de las matanzas más brutales y salvajes. Esto sucedió en la Bahía de Cove en Japón donde se masacraron a 29.000 delfines. http://www.youtube.com/watch?v=4KRD8e20fBo