martes, 30 de marzo de 2010

cuerpo y arma ENRIQUE DE HÉRIZ

Con lo demás también me gusta,pero tú me vuelves loca.Fue un error decirtelo.No te creas que me doy cuenta ahora, que no vienes.Lo supe incluso antes de que las palabras salieran de mi boca.Quise morderlas,hacer con ellas una papilla entre los dientes,tragarlas igual que te había tragado a tí apenas veinte minutos antes, devolverlas a su origen,que no era el corazón,ni el cerebro, sino el coño.De ahí venía esa frase.Si fuera verdad que tengo abajo una boca-como dicen los poetas,como soñáis todos los hombres-,te aseguro que esa frase se habría escapado por ahí,no por los labios de la cara:con los demás también me gusta,pero tú me vuelves loca.
No lo pude reprimir.Peor aun:fue como si se hubiera roto el muro de contención de una presa,como si el agua estancada de todos los silencios que me exiges saliera a borbotones por el agujero que abrieron esas palabras primeras.Ya no supe contenerme.Te lo dije todo.Pocas cosas,pero todo.Te expliqué que a veces,muchas veces,cuando lo estamos haciendo siento que me voy a morir.Que me voy a morir a lo grande,como para salir en los periódicos.Que se me va a desintegrar la vida en un estallido.No sé por qué me pasa eso.Es como si tuviera mercurio en las venas,mercurio derretido,sembrado de chinchetas.Lo siento llegar y esparcirse y te aviso,te digo másmos,ahora,te digo que ya, que sí,que así,y entonces tú,que estás tan dentro de mí como si me estuvieras naciendo,me agarras por el cuello y me dices mírame que quiero verte,qyer mismo lo dijiste,mírame que quiero verte,y luego frenas un poquito,sólo un poquito,lo justo para que yo crea morirme.Mejor dicho,para que quiera morirme.Porque te juro que en ese momento no quiero otra cosa.
Es el sol.Te diste la vuelta.Te quedaste tumbado arriba.Me encanta el charquito que se te hace en el ombligo, no sé si de sudor o de qué.Me lo quiero beber un día,pero eso no te lo dije.Te dije que era el sol,un sol que tengo dormido por dentro,en algún lugar entre el vientre y el estómago,hasta que llegas tú y lo despiertas y ese sol tiene un ojo,un ojo grande y abierto en el centro y tú lo conquistas y lo reclamas y clavas allí mismo una bandera y entonces el sol se derrite y mi cuerpo entero se vuelve verano de campos atrasados.
Fue un error decirte todo eso.Lo noté en seguida,a pesar de tu sonrisa.A pesar de que contestaste como un hombre de verdad.Desde la primera vez te dije que eres un hombre de verdad y que de esos hay muy pocos.Lo que pasa es que nunca nos hemos puesto de acuerdo en lo que significa eso.Yo lo tengo claro:los hombres de verdad folláis como los ángeles,pero tenéis la cabeza llena de demonios.Matarme de gusto:cómo te gustaría.Cuántas veces lo habrás soñado.y cuanto miedo te da.Qué pena,que imbécil:estás muerto de miedo y por eso no vas a vrnir...
Continuará

4 comentarios:

  1. APRENDER A DIFERENCIAR ENTRE AMOR Y CALENTÓN

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  3. Es un texto erótico, evidentemente escrito por un hombre. Hay seres que incapaces de sentir al otro, quedan atrapados por las emociones que el otro les provoca. Viven emociones no sentimientos, y esas experiencias vividas con el desbordamiento absoluto de una droga adictiva y letal, los engancha para siempre a la pasión de enaltecer su ego. Su ego, su pobre y peripatético ego. Creen que se merecen algo más, que son mejores que los demás, se creen con el derecho a manipular, a usar y a tirar a los otros. Se justifican diciendo que la vida y la sociedad es injusta con ellos, o con ellas, y sólo pueden recompensarse seduciendo. Logrando atraer a los otros, porque viven esclavizados a su capacidad de desear. Desear, desear, una necesidad insatisfecha, una ansiedad que no da concesiones al amor. No quieren enamorar, quieren seducir, conquistar, vencer, doblegar, ser reconocidos y deseados. Sustituyen esa carencia amorosa con una pasión desbordada, esa pasión que intensa pero efímera es su miserable recompensa.

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  4. perezoso en el obrar,por exceso de ardor en el desear.Rousseau

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