domingo, 27 de febrero de 2011

Una sospecha confirmada

Los adultos jóvenes con trastorno de hiperactividad por déficit de la atención mostraron más creatividad que los que no sufren ese trastorno, conocido en inglés por la sigla de ADHD, según indica un nuevo estudio.

Los investigadores de la Universidad de Michigan y del Colegio Eckerd también encontraron que los individuos con ADHD prefieren diferentes estilos de pensamiento. Les gusta generar ideas pero no son buenos cuando se trata de completar las tareas.

La autora principal Holly White, profesora asistente de psicología en Eckerd, y Priti Shah, profesora asociada en la UM, replicaron su estudio de 2006 y los resultados mostraron que los individuos con ADHD tienen un mejor desempeño en las pruebas estandarizadas de creatividad.

La investigación previa acerca de los individuos con ADHD se había enfocado en las medidas de creatividad de laboratorio.

“Sabíamos que los individuos con ADHD se desempeñan mejor en las mediciones de laboratorio sobre el pensamiento divergente, pero no sabíamos si eso se reflejaría en logros en la vida real. El estudio actual sugiere que así ocurre”, dijo Shah.

El pensamiento divergente involucra la generación de varias soluciones posibles para un problema.

El ADHD es un trastorno neuropsicológico que involucra la deficiencia de la atención, la impulsividad y la hiperactividad. La mayoría de los individuos adquiere el trastorno en la infancia y éste persiste en la adultez. En general interfiere con la capacidad de la persona para ajustarse a la vida académica y social.

Sesenta estudiantes universitarios (la mitad de ellos con ADHD) completaron un cuestionario acerca de su nivel de logros en lo que se refiere a la creatividad en diez áreas, tales como humor, música y artes visuales, artes culinarias, inventos y escritura. Los individuos con ADHD alcanzaron mejores puntuaciones que los individuos sin el trastorno.

Otro cuestionario evaluó el estilo creativo preferido de la persona: el que aclara, es decir que define y estructura el problema; el ‘ideador’ que gusta de generar ideas; el desarrollador, que elabora o refina ideas y soluciones; y los ejecutores, que incorporan una idea refinada en un producto o solución final.

Los participantes sin ADHD prefirieron la clarificación del problema y el desarrollo de ideas. Los individuos con ADHD prefirieron el estilo “ideador”. El conocer el estilo creativo puede ayudar en la identificación de carreras adecuadas a los puntos fuertes y las debilidades de los individuos con ADHD, señalaron las investigadoras.

Las investigadoras también señalaron que sus resultados podrían atribuirse, en parte, a que los examinados fueron estudiantes universitarios, que pueden conformar un grupo de población con ADHD con motivación peculiar y exitoso. Sin embargo se aseguraron de que los participantes con ADHD y sin ADHD en la muestra tuvieran similares logros académicos. Los individuos que no tienen un buen desempeño académico pueden beneficiarse al saber que puede haber compensacionnes asociadas con el ADHD. Con una motivación adicional para superar las dificultades en la planificación, atención e impulsividad, pueden ser capaces de sacar ventajas de su fortaleza creativa, dijo Shah.

Las conclusiones se publican en la edición actual de la revista Personality and Individual Differences. (Fuente: U. Michigan

COMENTARIO EDITORIAL:

Una sociedad como la nuestra cimentada en valorar la acumulación de datos sobre la aportación de nuevas ideas, habría premiado durante siglos en pruebas de acceso, oposiciones y exámenes a esas personas que memorizan la información porque no tienen el síndrome de deficiencia de la atención. Por el contrario aquellos que a pesar de tener una mente más creativa, no tenían el don de la atención centrado en aumentar su capacidad memorística eran relegados por ello, suspendidos, reprobados. Esto se sigue practicando en trabajos, escuelas y universidades, premiando a la memoria por encima de la creatividad. En España se une esta injusticia a ese defecto nacional que padecemos, el no saber valorar las ideas por si mismas, si no por quién las dice. Esperemos que algún día esas pruebas de memoria con las que la gran criba social condena al paro a los creativos cambie y se empiece a valorar la respuesta ante planteamientos profesionales que requieran soluciones innovadoras y creativas. Llagará el día que para hacer determinadas oposiciones en vez de preguntarte cuantos artículos tenía aquel proyecto de ley que se presento en 1981, te pidan que hagas un planteamiento creativo, que encuentres una solución, que diseñes un programa, o que redactes un proyecto, entonces sólo entonces podremos volver a gritar, como lo hicimos en Mayo del 68: La imaginación al poder. Al fin.

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